Apenas Afrodita
conquistó el cuarto Cielo
los más altos círculos de la Sociedad
decidieron que aquella ya podía
ser nombrada Mujer Célebre.
Había pues llegado
el gran momento de la Publicidad
de pegar su cuerpo sobre el fondo de la Omnipotencia
y reprimir con violencia las pasiones de la Naturaleza
a fin de que ella
pudiera conquistar hasta el Noveno Cielo.
O simplemente para ayudar
a que el periplo del Sol de Levante a Poniente
se ejecutara no ya solo
sin intervención alguna de la noche
sino en el intervalo mismo
del que gustan los Gigantes del dinero.
Y aun sin regresar junto a su Hombre
Afrodita observó que
los mares empezaron a enterrar el azul en la tierra
y en la corona de laurel de la vencedora
empezó a caer el primer polvo
mientras la isla de Chipre
se llenaba de reporteros y representantes
y de la chusma del mundo más obscena.
Hefesto cuando se enteró de todo
se encerró en casa
para darse al oficio de hacer armas
toda vez que iba a perder
a su mujer hermosa
ahora que ella salía a mostrarse ante el Mundo.
Traduccion
RAFAEL HERRERA