Las mujeres que amó más
el rey Salomón
fueron aquellas mujeres
cuyas almas se había imaginado
cual la corriente de un río.
Pero justo después
de este ardiente deseo
el viejo Salomón consideraba fríamente
que la corriente de los ríos lleva al mar
y en ese inmenso azul de los océanos
donde se debilita cada Templo
y los Pecados de la Tierra
podía perder el control de las Mujeres.
El rey Salomón entonces
recordó enardecido que tenia poder
y en caso de peligro
sabría contener
esos ríos desbocados.
Pero ése no era el único peligro...
Además de los mares y los ríos
también tenía cielo el ideario femenino...
Últimamente por cierto
habñia sabido por los agentes secretos
que las mujeres intercambian miradas con las Estrellas
y... por tanto
sus corazones que el había supuesto
cercanos y del todo sometidos
como los muros de los palacios
ardían en aquellos fuegos lejanos.
Así que el rey Salomón
empezó de este modo a arrepentirse
porque antes de crear el Reino
no pensó en incluir a todas las Estrellas
en las celestes tierras de la Monarquía
y ahora en esta edad ya provecta
tenía que estudiar celosamente Astrología.
Pero el viejo Salomón
había decidido hacía tiempo
que el Cielo y los Misterios del Cielo
se parecían a las mujeres
que nunca amó.
Ya que los Astrólogos del Futuro
aprovechando la veleidad de los mortales
comerciaban con el Cielo
él desde ya los acusaba
de tremendas omisiones del espíritu
y de supersticiosa estupidez
que podían privar a las mujeres
del Amor que derriba las barreras
con la fuerza de las tentaciones
alcanzando la Tierra Prometida
como oráculo divino
que embiste como el ímpetu de un río.
Traduccion
RAFAEL HERRERA