El ídolo del rock nacional regresa a la máxima casa de estudios para compartir su música
La tarde cae silenciosa en el auditorio Flores Magón de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Los rayos del sol cubren con todo su poder a la máxima casa de estudios, augurando uno de los mejores eventos de los que se han tenido memoria. Guillermo Briseño, el ídolo del rock nacional, se presentaría para compartir sus vivencias, sus creencias y sobre todo, su gran capacidad para mover masas a través de la música.
Las puertas del coloso de la Facultad se habían cerrado el 8 de mayo, un día antes del gran evento, para preservar su grandeza. Llegado el momento éstas seguían cerradas, Briseño, furioso, se pregunta la razón por la cual no lo dejan ingresar. Una sola respuesta suena a lo lejos… La burocracia de las autoridades.
Este hecho no impidió que los organizadores del evento, un pequeño grupo de la materia de Opinión Pública y Propaganda, a cargo de la profesora Silvia Velázquez, pusieran manos a la obra para agilizar los trámites de apertura. Chicos de entre 19 y 20 años de edad, dieron una muestra de cómo con el esfuerzo necesario, puede organizarse un evento sin precedentes.
El escenario representó un lienzo en blanco en el cual se plasmaría el regreso de un grande a la UNAM. En él, se implantaron elementos de última generación para el evento Grandes bocinas, efectos de luz y sonido; y una pequeña sala que daba un toque hogareño al frío concreto que cubre el lugar, fueron tan sólo una muestra de lo que vendría más adelante. Guillermo, un hombre sencillo, dirigía hasta el más mínimo detalle del fastuoso montaje.
No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla, y esta no era la excepción. Eran las 6 de la tarde del 9 de mayo de 2013. En el escenario se escuchaba cómo los estudiantes gritaban: "Luz, cámara y acción". Briseño, con un atuendo sencillo, tomaba asiento junto a la profesora Velázquez. Sin ningún otro retraso, comenzó la acción.
La mafia del poder, la saturación de los medios de comunicación y la falta de capacidad del gobierno para dirigir al país; fueron los temas principales sobre los cuales se desarrolló una amena charla. La gran estrella del rock nacional, se notaba cómodo. Estaba de vuelta en su casa.
Una brecha generacional dividía al público del protagonista de esta historia. Este factor, fue uno de los muchos que se logró romper, ya que si bien el auditorio no estuvo a reventar, personas de todas las facultades se hicieron fans de las palabras de este personaje. Cuarenta años de diferencia, de vida y de experiencia, se rompieron en tan sólo dos horas.
La charla acabó después de una hora de preguntas y respuestas. El ídolo del rock se sentó frente al piano y complació al joven público con sus canciones más exitosas, que aunque poco comerciales, tocan las fibras más sensibles de la sociedad mexicana. Gritos coreando las "rolas" de Memo Briseño, aplausos y ovaciones, adornaron el término de la gran visita.
Fotos y más fotos, aplausos y preguntas para Briseño fueron las acciones que cerraron este gran evento. Los organizadores, con una satisfacción que no podían ocultar, obsequiaban todo tipo de objetos al nuevo ídolo de su Facultad. Profesores, trabajadores y todos los asistentes se despidieron con una sonrisa que, más que un adiós, representaba un vuelva pronto.