En una época tan temprana como 1950, L. Ronald Hubbard, al percibir hacia donde se dirigía este mundo, comenzó a investigar un medio por el que, como escribió: "El hombre pueda recuperar para sí mismo algo de la felicidad, la sinceridad, el amor y la bondad con las que fue creado".
A pesar del despliegue de maravillas tecnológicas de este siglo en temas como medicina, transporte, energía nuclear y comunicaciones electrónicas, vivimos en una sociedad enormemente problemática. Bajo el triple azote del abuso de drogas, la delincuencia y el declive de los valores morales, gran parte de este mundo se ha convertido verdaderamente en un páramo.
Según algunas estimaciones, la marihuana, por ejemplo, es ahora el mayor cultivo industrial de América, mientras que las drogas ilegales brindan ganancias brutas de 500 mil millones de dólares anuales. Además de estas cifras, están los 712 mil millones de dólares invertidos en drogas médicas y psiquiátricas. Finalmente nos enfrentamos con una crisis de proporciones inmensas en donde la gente de nuestro planeta gasta más dinero en drogas que lo que muchos países producen en términos de bienes y servicios.
Sin embargo, el ingreso obtenido de manera ilegal es sólo un índice del número de pérdidas debido al consumo de drogas en la actualidad. Otro factor es la relación con el delito. De acuerdo a estudios del Departamento de Justicia de Estados Unidos, la mitad de las personas arrestadas por delitos violentos dieron positivo para drogas ilegales, lo que a su vez se convierte en 1.4 millones de actos violentos al año... y el costo de eso en términos de miseria humana es incalculable.
Es discutible que la causa tanto del consumo de drogas como de la criminalidad se encuentre en lo que se llama "la crisis moral post-moderna". También en este ámbito los hechos son alarmantes: cerca de la mitad de todos los matrimonios terminan en divorcio; por otro lado, el 40 por ciento de todos los jóvenes estadounidenses admite sin rubor que mentiría por obtener beneficio económico, mientras que otro 64 por ciento confiesa haber hecho trampa en los exámenes. Este escenario se vuelve más nefasto a la luz de la indecencia del ciberespacio. Es decir: el 25 por ciento de las búsquedas en la red son por pornografía y el 60 por ciento de todo el software es "pirata". No es sorprendente entonces, que los índices de hurto, malversación y las restantes formas de robo hayan alcanzado proporciones epidemiológicas, y que un 76 por ciento de los estadounidenses describa a ésta como: "La era del declive moral y espiritual". http://www.elcaminoalafelicidad.com/es_18-respeta-las-creencias-religiosas-de-los-demas.htm