Es el fuego...
Arde en los vidrios.
Tu calma voz reposa en su tibio cristal.
La cama deja en nuestra huella de cielo
el instinto arde en la amapola pasionaria.
Placer atávico de los apremios
fueron nuestras lenguas de venus quemante.
Mi pecho cerró su hueco de abismo
cuando tus senos de pluma rosa
plantaron su nido de ave
migrando a mi cuello de golondrina.
El mundo del fósforo resolvió su pólvora disuelta
con la llama mortal que traía tu muda boca en manada,
arrastrando la punta ígnea de los fresnos
Así amor moriremos...
Inmolados en la pira de los besos y leños.