andando pálidos atajos de deseos,
y la extrañes de ocultos velos,
bajo pavor de piel desparramada.
Ya repican campanas en sienes,
y salvajes felidos con murmuro,
en aquelarre de sueño y conjuro
se alían, y yo sigo, carente de bienes.
Llevo tambaleando hedores pegados,
de batallas con furia de ríos embravecidos.
Dejo semientes de siega y desbrazo olvidos.
y blando victorioso mis dagas en sus lados
Cobardes miedos, ocultos en atuendos.
Vibran trémulos al cadalso del suspiro,
rojos de ira dan un último salto al vacío
en la patria de los corazones muertos.
Los sepulto en el vientre de la madre tierra.
Se inmolan al soplo del aire esfumados.
Ya son ruin polvo de cenizas en los osarios
y su mascara de osamenta ya no me aterra.
Mis miedos saben que en nefasta guerra
entre matices de blasfemias y crueldad
pinché su hígado con afilado metal,
se fueron con su guadaña llorante de pena.
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