Otoño y desdicha de mustio pétalo
dejó el verde silencio de nuestra derrota
al dominio de la próxima primavera.
El dorado de la hoja
llegó a su limite azul y
la hojarasca floreció su dolor de espina.
En todo lo que palpitaba
mi corazón de rojo labio,
se pintó el gel frío en acuarela de olvido.
Tus amplios ojos de fuego
tomaron la altura del iceberg/
Tu forma planetaria huyó
en un rapto de viento huracanado/
El temblor del ave trémula recorrió mi geografía y
con pulso de paloma herida
desgarré el papel desamorado.
La fresca miga colapsó en piedra y
sus duros pulmones aun quedaban sobre la mesa