Este lento placer de escribir...
Escribir por los rostros tras los hombros ocres,
olvido de sucio amarillo,
marco en la historia descolgada,
perpetuo rincón de memoria inmaculada.
No perdono la fatiga de mi mano
sino escribe al angelito de la bicicleta
que fue al albergue del silencio abotinado,
como si el pasado
fuese posible hoja borrada con goma.
Escribo por las utopías soñadoras y
la conquista de reinventar la alegría
aunque los dulces claveles de la tarde fueran raptados
por oscuros negros armados sin vergüenza,
con deshonor de maculo guante permisivo
que otorga la impune mano ventajista.
Escribo por la esperanza y su grieta azul.
Por aprender con paciencia
que cada alma sin bronce no dejó ausencia,
que el dibujo del pupitre
mire del presente al futuro con honor
en la renovada generación
que reconocerá su conciencia.
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