En el umbral de mi ocaso
quiero balcones con escarcha,
con sueños y utopías colgando.
Vendavales de sonrisas por mi espejo,
que me rodeen y me abracen.
Inmensos recuerdos de agua clara.
Cristal de primaveras que he vivido.
No quiero llantos de congoja
en la esquina de mi cuadrilátero..
La Batalla, perdida o ganada,
es teoría relativa.
No me resisto ni la ansío.
Él limite final de la frontera,
solo es una acrobacia suicida.
Un salto en paracaídas roto
en alas de un Ícaro,
estrépito choque al vacío.
En la orilla del gemido,
solo quiero alas para mi risa,
Un artista que pinte la mueca,
Una verde plaza con amigos
y sandalias para mí ultima danza.
En los pozos de mis cuencas
un escrito de testamento:
Siembro afecto para el amigo,
y para ti,
impío enemigo ya olvidado,
vendimia de frutos
en mi huerto cosecho.
¡ Para mi amada ¡
Un cultivo eterno de besos renovados.
Que no vengan las comadronas llorando
luto anticipado con cantos de alabanzas.
No quiero dejarle a la memoria
una pálida imagen.
Que no me ciña el olvido,
que la vida me recuerde
en un ágora urbana
reposando sobre su piélago verde.
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