Anda libre el viento en el surco
sin muralla que lo detenga,
en la plantación de la yerba o
gestando el camino del lino,
bajo la mirada de la estrella
bronceada al sol divino.
Hay solo una mujer en el mundo
en el ojo de la tormenta que adivino,
el cálido abrazo de primavera bella
contenido en las manos de mi amada.
Fuera de toda ciencia humana,
es hechizo de copa mágica
que tacha mi pluma nostálgica.
Pone el fervor en la punta de su cresta
para que mi verso sea la fiesta
de floridas copas, aguas de mareas,
uvas y cerezos a su boca que embelesa.
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