Hombros de arcilla
en desliz estable endurecida,
bajan por mis brazos
cual dedos en filigrana.
Firmes brazos
de tierra fortalecida.
Mis palmas flexibles
sumisas a los
antojos de tu piel.
Dedos de tacto te bautizan
y con caricias de gasa
se prodigan en tu rostro
Plena enredadera lacia,
en tus cabellos cobrizos
teje el viento un soleado alba.
Una lágrima convocada
en cascada roza tus pestañas
emotivas.
Nacarada sonrisa tuya que
marca una arcada de esperanza.
El sol asoma tras la acacia,
se hace bahía, agua de labios
profundos, granate gama de uva.
Paralelo de tu boca,
mi rictus cultivado sin prisa
plasma un beso en tus
opulentas cornisas.
Fondeo mi ancla de corolas
y te tiño de oro enrojecido.
Danzante figura,
vienes cargada de carnes
y pecas de locura
Pluma suave de pecho.
estrecho sendero
donde en la noche guardo mi silencio.
Línea vertical suicida,
acogedora muerte amable
entre tus senos.
Cúspides erectas con
sabor de azúcar negro.
Canal que desciende hasta tu vientre,
panorama de monte que perpleja.
Alféizar de tesoro alado,
osada mariposa que vuelas
sobre el fuego del ambiente.
En este puerto de sed hambrienta
te miro como exaltada marea
bajo el amplio abanico de luna nueva.
Por tu ombligo pasean
mis venas apasionadas cuando
ya tus brazos son mis alas
y en tu poblado territorio
me apego a tus márgenes y
a las riberas de tus ríos
que caminan junto con mi sangre.
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