Te reconozco
negra cabellera ondulante,
tras esa ruta me derribaste.
Por tu cabeza pasaban olas
y ese mar fue mi foso.
De tanto amarte
me salpiqué con tu sombra,
días , tardes y anocheceres
que mi voz nombra.
Parece que los órganos no calman
todos esos conductos de carne exaltada
que fueron resultado de explosivos fluidos
dejando huesos abatidos/
Con el corazón furioso
te mostraría la rabia que he adquirido.
Te reconozco mujer ludista,
pero no soy juguete de tu antojo,
ni un fragmento de tu nido.
Hoy ya no retumban
los ruidos de tu cuerpo en mi oído, y
el circulo de tu pecho ya no es mi dominio.
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