Habita de pólvora mi corazón
hasta que el musculo estalle,
que se una mi sangre a tu sangre
y se liberen las bestias del amor.
Puebla mi gola con tu paisaje para
hilvanar dos lenguas barbarás,
que las bocas agranden su hambre
cosiendo los labios antes del desgarre.
Trasvasemos burbujeante saliva al paladar
que nuestros corceles están exaltados,
estrenemos nuevas pasiones hasta que la sal
absorba la humedad de pulpas apasionadas.
Con las garras de dos félidos indomables
sumergidos en el foso arenoso del desierto
Entablemos una batalla de dulce desastre y
que el frio de los cuerpos se quede hambriento.
Empújame hasta la última entraña,
que la voz nocturna abra sus fauces y
en la dinámica de un médano nos halle la mañana
como protagonistas de la noche
con vacías aguas nuestros cauces.
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