Qué suerte!!

El tiempo pasaba rápidamente y llegaba la edad en la cual debería comenzar mi escuela primaria.

La escuela más cercana a mi hogar distaba a unos 8 kilómetros, no había seguridad que pudiese tomar el colectivo que, de cualquier manera, para tomarlo, debíamos caminar 10 cuadras y luego ir otras 10 cuadras caminando hasta llegar al colegio que estaba ubicado en EL Mástil de Merlo, era la Escuela N° 1. Para evitar las caminatas mi madre solía llevarme en bicicleta siempre y cuando no lloviese.

Un buen día me levante más temprano que de costumbre y le dije a mi madre: "No te preocupes tanto en llevarme con la bici, en cualquier momento entra un colectivo al barrio y dejas de pedalear, lo sé porque lo soñé".

Mi madre río y no dijo nada, tal vez se estaba acostumbrando a que mis sueños se hiciesen realidad.

Por la tarde, tras volver del colegio, Doña Hortensia, vecina que vivía justo en la otra esquina de casa, vino corriendo a contarle a mi mamá la novedad: "Lidia..Lidia, ponte contenta, ingresó un colectivo de la línea Libertador San Martín al barrio, va por todo el Parque San Martín, pasa por El Mástil y llega a la estación".

Era el Recorrido N° 1, el primero de la flamante línea local de transporte urbano. Hasta el día de hoy recuerdo la cara de mi mamá mirándome con los ojos casi salido de sus órbitas.