La educación ambiental y la educación para la salud deben ser entendidas como la toma de conciencia de las personas e instituciones de la sociedad en relación con el análisis de la situación ambiental y de salud en el ámbito local, regional y global, para poder establecer compromisos formales para conservar, modificar y mejorar el ambiente en su relación con la sociedad. Sus objetivos, por lo tanto, son la conservación, defensa y mejoramiento del ambiente. La educación ambiental y para la salud debe establecerse desde los niveles de pre-escolar hasta el postgrado, y además incluir a aquellos que no han tenido la oportunidad de ir a la escuela y a aquellos que ya terminaron sus estudios. Para los programas deben tomarse en cuenta aspectos socio-demográficos tales como edad, sexo, nivel educativo, ocupación, religión, nivel económico, etc. Para que la educación ambiental y la educación para la salud sean efectivas hay que involucrar a la familia, ya que allí se establecen criterios de ética (generalmente informales) sobre el ambiente y la salud; así como hay jerarquías de acuerdo con la familia en particular o con la comunidad o cultura en general. Igualmente, hay que tomar en cuenta a las comunidades, puesto que allí existen, tanto formal como informalmente, los criterios de ética sobre el ambiente y la salud y, además, hay jerarquías formales, cuyos líderes tiene gran influencia en la población.
De igual
manera, las instituciones del estado, sean gubernamentales o no, son eficientes en la divulgación de conocimientos sobre el uso del ambiente y el cuidado de la salud. Las organizaciones de voluntarios son muy especialmente efectivas.
También los medios masivos de comunicación, son fundamentales en la educación ambiental y para la salud. Existe en casi todos (si no en todos) los países del mundo, información ambiental y para la salud, a través de diarios, revistas, panfletos, pancartas, programas de radio y televisión, etc.
Tema 20