Uva madre del vino
el día en su estío te fecunda
y la noche te preña de azucares y etilo.
Uva que tu hijos rompen el hollejo,
asoman gotas rojas
y manos de purpura.
Magnético cauce en aguas del Bermejo.
Pintarán copas en rueda de amigos,
frutal aroma de nombre universal
que crece en la dignidad de tu parra,
sostenida en noches de alambrada.
Socavada del vientre de la tierra
creces como daga dorada
que excava el hueco raizal
con la levedad de la seda...
Uva que te extiendes
en todos los patios pueblerinos
eres centro del festejo ancestral y
engordas en la vendimia.
Uva de zumo suspendido
eres alegre caracola de recuerdos,
lagrimas que evocan nostalgia
desde el tiempo de los circos.
Uva de pasa marina
espuma glucosada hermana de la primavera
junto a su canto de algarabía te
trabaja el otoño musical.
Propagas tus hijos por los cantaros…
Hijo y madre de linaje
en tus caderas colmadas
se dinamizan penas de los cansados.
Por tus senos derramas vino
uva erecta de multiplicados pezones.
En tu cabello claro hay dones
que saben a panales.
La luz de tus racimos ilumina el día
el verdor de tus hojas opaca al pino,
tus muslos fortalecidos son ramas sin tiempo.
Se suspende en tus hombros el racimo
con la fortaleza de cuatro puños sostenidos.
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