ayer estuve,era la hora de la siesta y le pedi a préstamoa a la muerte
un poco de frialdad y sueño.
Vague por los caminos polvorientos.
Huí de la liturgia de la tarde.
Mi misión,era apoteótica y pagana,porque necesitaba
reecontrarme con mi tiempo escondido e una esquina,
pero él logró escapar,con la complicidad de la noche
y ollé mis recuerdos.
Otra vez,otro día,otra siesta será