En este suave tono
voy a pronunciarte
con ese viento que no barre
los fríos cuartos del corazón.
Guardé luces del crepúsculo y
cual azul querubín voy a cuidarte
de esos grises sin razón,
de tramposas madrigueras del topo,
bendeciré con la pasión del ósculo
la ligereza de tu sueño.
Haré de tus vivencias
un sabor a mermelado cerezo
el campo será hogar de almendra.
en sesgadas cuchillas gritaré tu nombre.
Con la garganta al cielo treparé mi verso
golpeando mí simio pecho de hombre
y en los altares del mundo
con íntimo susurro oirás mi latido profundo.
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