Cubre mi silencio con tu voz.
Dame tu oído
que la garganta
se atraganto de penas.
mi boca tiene un temblor de gritos
y mis labios están poblados
de huecos vacios.
Dame tu voz de habla,
estoy atrapado en la bruma
del silencio, en la rebelión
del fonismo, en ondas de negro
follaje y precipicios de ingestión.
Las cuerdas se han roto
de acumular palabras
del ayer,
o de hace un tiempo que no recuerdo.
Las necesité y no estaban.
Ahora estoy huérfano,
hospedado en pleno silencio hago
intento vano,
mis sílabas se acaban.
Me tiendo a tu hospitalidad
con la gracia de tu amor.
Dame tu voz,
dame tu oído,
dame tu mano para asirla con
la mía delgada que
parece un algodón aplastado
por una tormenta copiosa
mojado de esquirlas/.
No me dejes este cráter
de sangre sin tiempo
que no late más allá de la trama
del ocaso.
Te amo aun en el vibrar del viento
con corazón de vela desplegado.
En esta espuma de materia
hay un fuerte palpitar con tu presencia.
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