Traías amor
largos dedos verdes
con anillos de cuarzo.
Una sequia en los labios
de rio seco de pájaros,
agua de piedra pulida
en tus manos y
el campo de cestas
con ansia de besos despoblados.
El rio entró con tu paso
de música mientras del árbol
tallados corazones por un relámpago
brillaban con estruendo de rayo.
En todas las praderas olías a césped,
a frutos maduros con crestas,
a cavernas húmedas blanquísimas,
a duales pelones
olían tus montes/
Cuando desplegaste tus alas
en mi vista de panorama,
nos incitó el refugio del suelo y
la fluida lluvia del cielo
nos combó con espaldas
de astros sangrantes.
En el espacio que ocupábamos.
fue lúdico inicio de nuestras manos
que tiñó los cuerpos en morado,
colosales uvas de velo en canales
eran fluido de miel en arterias dragadas/
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