Hoy en día está de moda hablar de un concepto que puede resultar cuanto menos chocante: el escritorio virtual. Este es un término que ha resultado de la idea de querer facilitar la tarea a los usuarios que necesitan tener sus documentos guardados de forma segura y que utilizan Internet habitualmente como plataforma. Para que nos entendamos, voy a explicar en qué consiste eso del escritorio virtual de manera sencilla.
Antes, las personas que trabajamos con información que manejamos a diario teníamos la posibilidad de almacenar esos archivos mediante varias vías: en un ordenador, ya sea portátil o de sobremesa, en un pendrive, en un disco duro externo, en nuestro correo electrónico o incluso para quien lo siguiera usando en un CD que tan atrás ha quedado ya. Como podrás ver, son múltiples formas de poder archivar documentos, pero si te fijas cada uno de ellos tiene sus propios inconvenientes: o no te los puedes llevar contigo (no vas a estar cargando con un ordenador todo el día), o cuestan bastante dinero dependiendo de la memoria (como los pendrives y los discos duros externos) o tienen un límite de gigas para almacenar (como el correo electrónico que muchas veces nos limita).
Ahora, con el cloud computing de por medio a los usuarios nos lo han puesto muy fácil gracias a los sistemas y servicios de almacenamiento de datos en la nube al suponer estos el trabajo mediante Internet. Estos servicios, denominados nubes, son de libre uso, es decir, que no están restringidos a determinados usuarios. Además, su registro es gratuito y su uso también, si bien es cierto que hay versiones de pago que son más bien para empresas dado que tienen un servicio ilimitado. Por si esto fuera poco, al utilizar como plataforma Internet, no has de estar cargando con la pesadilla de pendrives ni viviendo con el temor de que se te pueda haber olvidado el disco duro. Puedes acceder a tu nube cuantas veces quieras en el momento que desees, así como compartir tus archivos con el resto de usuarios.