Actuación directores profesores Federico Herrero Nicolás Francisco Herrero

Categoría: Arte y Humanidades
Fecha: 26/01/2014 17:15:06
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-Tragedia-la madurez-: trabajo de investigación de los especialistas en artes y ciencias del actor: Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, presentado en el Teatro Escuela Central

Del trabajo citado los siguientes conceptos:


Federico Herrero afirma que no es la tarea de la filosofía ni la política la cúspide de la sociedad griega sino que es la tragedia el fruto más maduro del mundo heleno.

Lo apolíneo y dionisíaco es una dicotomía filosófica y literaria, basada en ciertas características de la antigua Grecia.


En la tragedia confluyen dos fuerzas que habían servido de inspiración a toda la producción griega: lo apolíneo y lo dionisíaco.

La auténtica grandeza del mundo griego anterior a la filosofía no ocultaba esta dimensión apolínea y dionisíaca de la realidad que expresaron en la tragedia.

A través de este género artístico consiguieron armonizar lo apolíneo y lo dionisiaco, las dos dimensiones fundamentales de la realidad sin ocultar ninguna de ellas.

La tragedia es mucho más que una obra artística, constituye la esencia de la verdadera cultura: la lucha entre la vida (la embriaguez creadora) y su negación (la norma, lo racional).

Apolo y Dioniso eran hijos de Zeus; dos deidades griegas bastante contrarias entre sí pero complementarias a la vez.

Se ve aquí, entonces, una diferenciación vital para entender la las dos líneas artísticas: la razón y la pasión, la mesura y la desmesura; opuestos determinates.

Apolo es el dios del Sol, la claridad, la música y la poesía, mientras Dionisio es el dios del vino, el éxtasis y la intoxicación.

En el uso moderno del concepto literario, el contraste entre Apolo y Dionisio simboliza los principios de la integridad contra el individualismo, iluminación contra la oscuridad o la civilización contra la naturaleza.

Los antiguos griegos no consideraban a estos dos dioses como opuestos o rivales.

En el trabajo de investigación se encuentra en los dioses griegos de Apolo y Dioniso, la doble fuente de su arte.

En la esfera del arte estos nombres representan antítesis estilísticas que caminan una junto a otra, casi siempre luchando entre sí.

El arte dionisíaco, descansa en el combinación con la embriaguez, con el éxtasis.

Dos poderes sobre todo son los que al ingenuo hombre natural lo elevan hasta el olvido de sí que es propio de la embriaguez, el instinto primaveral y la bebida narcótica.

Sus efectos están simbolizados en la figura de Dioniso.

Las fiestas de Dioniso no sólo establecen un pacto entre los hombres, también reconcilian al ser humano con la naturaleza.

Lo apolíneo surge de Apolo, dios de la luz y del arte.

Esta fuerza que ha guiado a buena parte del arte griego antiguo intenta plasmar la belleza serena del mundo, construir una isla en donde las personas encuentren resguardado del flujo caótico de la existencia.

Lo apolíneo es un principio sosegador y aquietador, y en las obras bajo el influjo de lo apolíneo nos sumergimos en la tranquila serenidad de la apariencia bella. En otras palabras, el solar Apolo representa el principio de racionalización gracias al cual nos sustraemos del flujo salvaje de nuestras vidas, es el descanso luminoso de nuestras almas.

Apolo, para los griegos era el dios de la juventud, la belleza, la poesía y las artes en general, le erigieron muchos templos, y a su oráculo, acudían para conocer sobre su futuro o aspectos oscuros de su existencia, expresaba para los griegos, un modo de estar en el mundo: era el dios de la luz, claridad, armonía. También, simbolizaba la norma, el orden, serenidad, equilibrio, moderación, la medida de las formas, la perfección, racionalidad, felicidad, lo coherente y lo proporcional. La cultura griega, se interpretaba, como la cultura de Apolíneo, que presenta una visión ordenada, luminosa y racional de la realidad.





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