Raya dormida en mis manos,
crisálida del agua,
tu nombre es de marea y
piedra que no se lima.
Forjada en la mañana,
eterna enamorada,
mirada parda donde
tu saeta se clava
hasta las pestañas/
Tus peñas son rocas
de mi cráter,
amplia estría de lava
te derramas en las landas
de mi pecho con fuego de pétalos,
clavando dagas con
ese oteo de florines esbeltos/
Oceánica mirada,
fundes las entrañas
con esos espejos pulidos y
cual si no bastase
traes tiernas hebras de pelo
que incendian la noche
en todos los ámbitos/
.
Golpe de lira en tu voz/
Remolino envolvente tu mirar,
ojos dormidos en la transparencia
de los parpados/
Tus sueño flotan entre el canto del grillo y
la imagen espumosa del mar.
Cabello de brisa,
en su despliegue
imperas el reino de los vientos
en la mitad que ancla
entre dos azules cielos/
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