Cuantos atajos
tiene un beso amor
en la senda de los labios,
que oficio diario
ejercitar las manos en ademanes
que hablen un idioma primario.
Esta necesitada humedad
es la sed del piélago/,
Desértica planicie de seco
estepario sin líneas de palmeras
que marquen el refresco de la senda/
Este deambular sin zumo de
agracejos pendiendo del racimo,
es un lago reflejado de oscuro légamo
en barrera que tuerce el cruce de labios/
Más las acequias tienen sus charcas
nutridas del rocío en las mañanas y
sueños de avellanas en tus puertas abiertas
que amplían el trayecto de mi lengua/
Soy el fruto de tus aromas y
tú la rama del ciruelo que canta en mi boca.
Cuantos caminos para despertar el criterio
de las raíces que se juntan en las piernas/
Con abisal siembra sube el cereal
a tu boca áurea de grito ensordecido,
llora la lluvia gotas de volcanes
que fluyen en mis cornisas amblantes/
Como el susurro en tu sed,
agrietado de vírgenes rosas
se colmó de rojos violáceos.
mojados hasta el espanto de la hiedra.
donde en tu viva creación
dono mis labios de manantial/.
Ay, amor, hallamos la senda recta
sin atajos en la huella de labios
besándonos al centro de la foresta/
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