A pesar de que el día de San Valentín se ha vuelto una excusa comercial para comprar y salir, no deja ser un recordatorio del amor que da lugar a un autocuestionamiento sobre si estamos enamorados o no, si tenemos pareja o si la deseamos tener, y una comparación de nuestra situación sentimental con respecto a la de los demás. Como es de esperar, mientras para algunos es un encuentro especial con su amad@ para otros puede llegar a ser un día de tristeza profunda que no es generado más que por pensamientos negativos sobre sí mismos y sobre el desgraciado momento que les toca vivir. Especialmente a estos últimos va dedicado este artículo.
Si consideramos que el día de los enamorados es un símbolo del amor bien cabría reflexionar acerca de ello pero ya no como un reproche hacia la vida sino como algo que puede convertirse en una profunda meditación. '¿Cuál es el amor que tengo en mi vida hoy?' Contrariamente a lo que muchos piensan no es cierto que hay varias clases de amor: el amor de madre o de padre, el de pareja, el de hermanos, el de amigos, el que sientes con respecto a tu mascota... El amor siempre fue, es y será uno sólo: AMOR. Entonces, propongo que en vez de martirizarte con pensamientos sin sentido que sólo llevan a dañarte emocional y mentalmente te conectes con el amor en cualquiera de sus formas y entres en él con todo tu cuerpo, con todo tu Ser. Vívelo, siéntelo, respíralo, disfrútalo. Simplemente cierra los ojos con esa imagen de amor que te rodea y expándete. ¡Si te sale sonreír tanto mejor, disfruta de esa sonrisa y no la reprimas! Puede que se trate de un amor que ya tienes o incluso de uno que desees incorporar a tu vida. Cualquier símbolo de amor servirá. Pero no te dejes... LEER MÁS
