DIRECTORES PROFESORES DE TEATRO ACTUACIÓN FEDERICO HERRERO NICOLÁS FRANCISCO HERRERO
Informe de actividades 15-58-235865
Nuevos puntos de vista de Jerzy Grotowski: el actor
Federico Herrero estudió con el director polaco Jerzy Grotowski, de lo citado existen constancias en el archivo del Teatro Escuela Central de ciudad de Buenos Aires, las mismas como todo el material del Teatro Escuela Central, están a disposición de quienes lo soliciten.
Federico Herrero y Nicolás Francisco Herrero, dictaron una conferencia en el Instituto Internacional del teatro y en el Teatro Escuela Central.
Tema de la conferencia citada:
Actuación, aportes claves
Federico Herrero comienza la conferencia con el siguiente concepto:
En el siglo veinte maestros en el arte del actor de todo el mundo, investigan nuevas alternativas de entrenamiento para el arte del actor, entre ellos se destaca la presencia del director Polaco: Jerzy Grotowski.
A continuación desde mi punto de vista comentarios de los directores.
Federico Herrero afirma que sin lugar a dudas los aportes de el director polaco le dan al arte del actor y al teatro una característica de sagrado.
A su entender el teatro no puede ser un fin en sí mismo; como la danza o la música en ciertas órdenes, el teatro es un vehículo, vehículo de crecimiento.
El actor tiene en sí mismo su campo de trabajo.
Los directores afirman: dicho campo es más rico que el del pintor, más rico que el del músico, puesto que el actor, para explorarlo, ha de apelar a todo aspecto de sí mismo.
La mano, el ojo, la oreja, el corazón son lo que estudia y con lo que estudia.
Vista de este modo, la interpretación es el trabajo de una vida: el actor amplia paso a paso su conocimiento de sí mismo a través de las penosas y siempre cambiantes circunstancias de los ensayos y los tremendos signos de puntuación de la interpretación.
Federico Herrero nos cuenta que con su maestro aprendió que el actor permite que el papel lo penetre; al principio el gran obstáculo es su propia persona, pero un constante trabajo le lleva a adquirir un dominio técnico sobre sus medios físicos y psíquicos, con lo que puede hacer que caigan las barreras.
Este dejarse penetrar por el papel está en relación con la propia exposición del actor, quien no vacila en mostrarse exactamente como es, ya que comprende que el secreto del papel le exige abrirse, desvelar sus secretos.
Por lo tanto, el acto de interpretar es un acto de sacrificio, el de sacrificar lo que la mayoría de los hombres prefiere ocultar: este sacrificio es su presente al espectador.
Entre actor y público existe aquí una relación similar a la que se da entre sacerdote y fiel.
Está claro que no todo el mundo es llamado al sacerdocio y que ninguna religión tradicional lo exige.
Por una parte están los seglares -que desempeñan papeles necesarios en la vida- y, por la otra, quienes toman sobre sí otras cargas, por cuenta de los seglares.
El sacerdote celebra el rito para él y en nombre de los demás.
Es tarea el actor hacer ver lo invisible pero hemos de aceptar que nunca podemos ver todo lo invisible.
Así, tras hacer un esfuerzo en esa dirección, tenemos que afrontar la derrota, caer e iniciar de nuevo la marcha.El supremo objetivo para el director sería estimular tal efusión de la riqueza interior del actor, que transformase por completo la naturaleza subjetiva de su impulso original.
Por lo general, el esquema del director se transparenta, y aquí es donde la deseada experiencia objetiva puede convertirse en la expresión de la fantasía personal del director.
Podemos intentar captar lo invisible pero no debemos perder el contacto con el sentido común: si nuestro lenguaje es demasiado esencial perderemos parte de la fe del espectador.
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