Desperté...
con el deseo a flor de piel y mis ganas de ti.
Mi lengua humedeció mis labios
que aún guardaban el sabor a los tuyos.
Mis dientes hincaron de placer
y gotas rubíes descendieron...
Cada gota destilada llevaba impresa tu nombre.
Te busqué...
Mis manos entre las sábanas,
más, no estabas, te habías ido.
Tu olor en mi almohada me hizo estremecer, te deseaba!
Recordé...
Que te movías entre las sombras,
que eras un amante en la oscuridad,
que nos amábamos de noche.
Anhelé...
Cuando mi piel agitada saboreaba tus labios,
y mis labios temblorosos descubrían tu tez.
Cuando expuse las inquietudes de mi ser,
su apetito, lo que me hace enloquecer.
Esperaré...
A que lleguen las tinieblas y se apague la luz.
Que el calor desaparezca y sea el frío noctámbulo.
A que mis venas estallen de desespero y ansia.
Que tu tacto sea tan real, que palpite en la oscuridad,
cuando allí estés tú.
Entonces...
Sentiré que la vida me llena, me inunda,
púrpura y rica.
Dejaré de ser pobre, triste, gris
para muy pronto teñirme de rojo...
apasionada y viva!