Resulta difícil de creer como transcurre el tiempo en nuestras vidas. Lo tomamos como algo natural, sólo es algo que debe ser así, pasa entre nosotros. Lo hace en puntitas de pie y muy silencioso para no molestarnos, para no incomodarnos, para que no nos distraigamos con su presencia.
Casi llegamos al punto de llegada, esa meta que nos parece tan lejana, y ahora esta ahí. Podemos verla, y casi podemos tocarla. Nuestro tiempo de estar juntos está llegando a su fin. Las señales son inequívocas, certeras, inconfundibles.
El final se anuncia con largos suspiros agónicos, que dan paso a una inexorable despedida. Esa despedida que nos queda y nos debemos Esa despedida que hiere, molesta e incomoda. No hay punto de retorno, ni retorno. No hay vuelta atrás, por que el atrás queda allí, atrás.
En el tiempo que estuvimos juntos hubo de todo. Buenos y malos momentos, que a veces devinieron en buenos, o al menos en no tan malos como me parecieron en un principio. Me dejaste crecer, madurar, me diste más de lo que me negaste. No te voy a recordar como un hito en mi vida, ni tampoco como un promedio. Fuiste algo más, y eso suma.
Pero todo tiene un principio y un fin, y esta no es la excepción… Parece mentira, faltan tan sólo 14 días para que termine el 2011. Si hay algo que nos hayamos propuesto para este año y aún no lo hemos hecho, manos a la obra. Tenemos que hacerlo apuraditos, apuraditos porque tan sólo quedan casi dos semanitas.
El tiempo corre, no nos podemos hacer los distraídos y dejarlo para el mes que viene, o para dentro de tres semanas. Porque esos plazos implicarían dejarlo para el año que viene. Entonces ya no serían metas para este año, sino para el próximo. Todo lo que ocurra después del 31 será patrimonio del 2012.
Además de ser este un año nuevo en nuestras vidas, con todo lo que ello implica. Plagado de nuevos proyectos a realizar, o de proyectos que nos sobraron del año anterior, porque no nos dieron los tiempos. También fue designado por algunos estudiosos, como el año de "la fin del mundo". Algo total, absoluto y definitivo, no para algunos, sino para todos. Esto, claro, según las interpretaciones hechas sobre el legado de los mayas.
En mi opinión, que no es para nada científica, la interpretación debe tomarse con pinzas. Porque es interpretación, y por ende puede haber cierto grado de subjetividad que a veces es sutil y otras… otras no.
En realidad no sé si creer no o no en esta especie de predicción apocalíptica. No le veo mucha base científica, es como un manojo de algo forzado que quieren hacer encajar, donde no encaja muy naturalmente, a como de lugar. Aunque, cuando veo un sol radiante, un cielo limpio, cerúleo, del que cae una lluvia torrencial, como estos últimos días, todas las dudas vienen hacia mí.
Besooo.
Que tengan un muy buen fin de semana
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