Lagrimas dulces destilan
tus labios de frontera.
Recuerdo grabado
en tu pupila de espera.
El mar rompe crujiente,
disfrazado de rocío y de sus alas
destila gotas por tu pubis.
Por las hebras de tu pelo en enredadera,
subo a tu vientre, y en el trópico de tu pecho,
me siento labrador de la huella.
Tu elegante cuello de cisne azul
se hace cinturón en mi garganta.
Tu boca tiene una marca,
una imaginaria línea para mis labios.
Me exonera tu mirada cuando
rebasa la frontera de los besos
y del ramaje de mis hombros
vuela libre el ave. La fiera se adormece.
Un leve temblor de manos
sacude la pluma al escribirte:
¡ Contigo el pan es vino y la vid fruto de almíbar ¡
El mapa de la madre tierra dibuja tu piel y
mi voz de arena raspa al pronunciarte en eco.
¡Rusticas copas por mis ojos. Galanos vasos en los tuyos ¡
Besos de fresnos regalas,
jazmines de aliento soplas.
¡ Reclamo un humilde Picasso que retrate tu silueta ¡
La eternidad del instante en la pintura.
Y por firma:
El dibujo de tu beso.