Con cuanta altivez estrenas desparpajo.
Flameas la bandera de tu pereza y
careces de espina y entereza y con orgullo vano
te jactas de amarga tibieza.
Lustras titulo noble, con tinta ajena sangrante.
En piruetas de mueca de rostro pálido,
esgrimes oquedad de niño ambulante.
¡ Lustrador de mísera pompa deslumbrante ¡
Tu plumaje es ala de inopia del alma, lujuria vana y barata.
¿ Con que aquelarre absurdo intentas conquistar al mundo ¿
Si solo luces capas de indigna pobreza y
alarde cobarde en actitud fragante.
No tienes genuina voz de canto, tu bemol suena
a ausencia y melodía de don de gente.
Tibios paños mustios te ensopan, parecen seda.
Solo es gasa de Pandora.
Traidor a tu raza, heredero del infierno.
Magno en tu opulencia, diminuto en tu especie.
Si la moneda es corriente hablas. Si la sed arrasa te opacas.
No olvides que él hastío tiene las horas marcadas.
El yugo se descomprime cuando la tierra clama.
La voz del hombre se levanta de lo profundo de los abismos,
clama al poniente un despertar con gloria, y ama pronunciar:
¡ La palabra libertad ¡
Que bien merecida tu rica pobreza
Que sin notarlo es tu propia flaqueza.