Adoro las escaleras mecánicas, son tan misteriosas y tan mágicas, nadie sabe quien las maneja, de donde vienen, hacia donde van.
Mi fascinación por ellas comenzó desde chica, hace de eso …. un tiempito largo. Cuando me llevaban al dentista o al médico, lo que ocurría bastante seguido, uno de mis alicientes, era que iba a subir o bajar en la escalera mecánica.
El otro era que mi mamá me llevaba a tomar el te con masas a algún lugar paquete, según ella, en ese entonces me portaba mejor que ahora, pero esa es su opinión ….
Volviendo a las escaleras mecánicas, lo único que me ponía un poco nerviosa, en realidad aun lo hace, es estar atenta a levantar el pie para embocar el escalón que viene viniendo de debajo del mundo. El emboque escalonistico es de gran importancia, y requiere cierta destreza, si te anticipas quedas como una boba con el pie en el aire pisando sobre la nada misma, y si te atrasas corres el riesgo de darte la nariz contra el piso.
Eso si, una vez que pasaste ese complicado trance, a disfrutar la poderosa sensación de ser elevada como una reina en su alfombra mágica, de la que bajas suavemente dando un pequeño saltito hacia la realidad.
Algún día me gustaría poner una en mi casa una escalera mecánica ¿por que no, no hay gente que tiene ascensor? Bueno, yo quiero una escalera mecánica, pero que suba y baje, total con lo que avanza la tecnología, me pongo una virtual y listo.
Me contaron que en el reino del revés, nada un pájaro y vuela un pez, que un ladrón es vigilante y otro es juez, y que dos mas dos son tres…
a María Elena Walsh, Gracias por cantarme la infancia
Besoo
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