¡ Te digo, mujer ¡
Cuerpo y alma mia,
Corazón derretido en mi mundo de palabra.
Te digo que hacia ti
hay un solo camino, de ida.
No hay regreso de tus ojos planetarios
peleándole al crepúsculo,
Ni de la hoguera donde las llamas
Recogen sus cenizas de lamento.
Te digo que a tu frente
De torre cálida y de cielo amplio.
voy con una violeta azul y
con un pino frondoso de ikebana,
a tus manos dulces de melaza.
Te digo que de tus muslos
no se regresa sin flores.
Y de tu pubis se vuelve
Herido de muerte por tu lava, o
respirando vida en tu pulmón
donde toma aliento el fresco tilo.
¡ Segadora de mi grito lastimero ¡
La agria uva de mis labios regresa dulce
de tus besos de miel, como
en una vasta playa de azúcar desparramada.
¡Te digo mujer ¡
Mis pies de raíz son esclavos de tu sombra
Mis ojos de luto brillan en los tuyos
Y en la ribera de tu espalda adosada,
donde tremolan los astros,
Nace mi país de aire, luz y cielo.
Y viven en tu color mis infinitos sueños.