Si sintieras por un momento
Que tu piel ya no arde
Que tu latido púdico se detiene,
tus ojos inmóviles, y
tu boca se mueve sin ser palabra.
No temas por nosotros.
Es el amor que nos abandonó,
cuando a la tórrida torre , dejamos
el adobe y el barro caliente.
Llevándonos las manos vacías
al fuego apagado en ceniza, y
la pasión consumida al hielo.
al cementerio del amor moribundo.
¡ Déjame entonces un beso
en mis labios de espera ¡
A ti, te dejare mi boca entreabierta,
con mis ojos cerrados, como momia eterna.
Esperaré que te confundas, y
regreses con un beso interminable,
como detuvo Cronos el reloj de Evo.