En mis pies negros, de sol teñidos, y
los dedos abiertos en falange de soldados,
con mis rodillas de nudo prominente
parto con marcha de anaconda gigante,
como escuadra romana guardiana de emperatriz,
hacia tus pies de marfil y madero de ébano,
tus rodillas de corolas y estatuas paralelas
decorando el delta de tus muslos en vértice.
Voy con la tenacidad imborrable de los colores perpetuos,
mis pelos de selva y eclipse en el pecho y
con un sexo diferente,
al contacto de tu tierna voracidad de koala hembra,
a tu entresenos de abra
con el rayo alzado reflejando tus montes de frutos colmados y
tu sexo distinto
Voy con mi voz más viril impostada,
a tus oídos pequeños
y mi mano diminuta y más tierna de carne,
a tu boca de vida y al beso mojando mis dedos
No hay enigma inaccesible, ni enemigo con quien no pueda
con mi alma atornillada a tu alma gemela y
la lanza filosa de tu amor
¡ Ah ¡
Que extenso y agitable era el valle cuando caminaba solo, y
que calma e infatigable la cordillera escalada juntos.
Mi canto de paloma, vaso y piel de mariposa mia.
Suda si quieres en licor amarillo, que el viento veloz,
bailando entre la sangre
como rayo de ámbar, y
el latido de la tierra creciente después del maremoto
nos llevarán como tren bala por los rieles silenciosos,
a todas las habitaciones del mundo.
Aullando de alegría conjugada en verbo.
Estampando la paleta de acuarela en todas los muros,
con nuestro amor mutuo, de suero fecundado.