No solo amo tus senos sino el cálido fuego
que esparcen en invierno
y la brisa de ultramar
que refresca en primavera.
También amo tus pezones de mástil erecto y
tu aureola materna rosa.
Pero son tus avenidas de muslos
donde acumulo mis tesoros.
Tu panal de hojas danzantes
saludando mis ríos
de venas en cada mañana...
Y por la tarde
Cuando llega lo vespertino...
Amo el crepitar de tus pies al ritmo del piso musical
Y tus ojos de negro morena
fraguados en el punto exacto
Blandidos como fuego oscuro,
sonando crujientes
de las entrañas a la mirada.
Creciendo alimentos
por cada grano de tu cuerpo
a la hora nocturna del vampiro,
cuando me inclino a tu corazón
de madero y sueño y
beso todos tus órganos sensibles.
A traves de tu boca de pulso lento y latido humectante
Como pecado mortal de escarcha ultrajante
Desato aliento perfumado por tu turgencia.
Cuerpo de aceituna y olivo constelado.