¡ OH padre mío. Padre único.
ahora recuerdo la juventud agitada
y las glándulas estimuladas de los años.
Con mis largas crines como caballo forajido
y los jardines siempre vivos
Cautivando mis ojos al rumor de osamentas rellenas
Un canto sirenal para mi oído de escucha lascivo
Cuerpo de mujer de colores desprendidos
Del rubio amarillo al moreno amorronado.
Hoy recuerdo que las nocturnas melodías
Solían abrazarme al limite de la pulsión
Honores de gestos,
besos de tacto que aun saboreo
Colmando mi impotencia
antes que los nervios ganaran la batalla y
la tentación casi destructiva, dejara de mis entrañas las cenizas.
¡ Qué razón tenias padre ¡
Ahora sé porque adoro tanto
esa especie humana...
Que aparta la sombra de la mirada, y
mueve las aristas del aire con las caderas bamboleantes.