Bella y grácil.
Diminuta y bella.
Como el elegante colibrí azul.
Bella como el agua transparente pulida en la piedra.
Tan bella que asombra los ojos.
Tu lene alma de lino verde resurgido
amplia sus cúspides blancas
y te hace de felpa interna,.
conjugando el trigo, la avena y la maleza.
en tus manos de raíces sumergidas.
Parece que los oscuros sucumben a tus rojos, y
los prados blancos se exhuman en los hados
Sabes que mi palabra es elocuente
pero suele caer en la verborrea audaz
Dentro del Inti profundo
está lo que no olvido
Y más profundo....
Lo que no que no quiero olvidar.
En ese arcon marino enterrado estás tú, viva...
Tan viva que aunque ande ciego de labios,
ojos sordos e inundados y de olfato amordazado
Mi alma-entraña sabrá de tu diminuta altura
mientras mis ojos-cárdios memorizan tu estatura.
También andan mis dedos de seda y algodón multiplicados
Mi abdomen incipiente y mi mentón de peral
Mi lagrima que no se cohíbe
y mis tensores de músculo estirados,
alargados eternamente, de tanto trecho de maleza recogido,
absorbiendo en esponja marina el caudal de tus besos piratas
que alimenta mi boca de suave espuma, y la sed de mis hidrófilas palmas.
¡ Mujer ¡.
Cuando tus dolores se explayan en tu lengua o
los adivino en tus pupila de arena
Sé que son dolores porque tu corazón habla con mis oídos permeables.
Serena o turbia, dulce y trémula...
Veo tus ojos destellar el agua y sé que hablas
de tu hombro sin descanso,
tu trajinar potencial diario, y
mi pecho te busca
en el lago profundo de la crema diluida.