Todos tenemos obsesiones y manías. Como ya les conté en otro post, yo tengo varias. No sé si en todos los casos las podríamos calificar como TOC (Trastornos Obsesivos Compulsivos). Carezco de autoridad para hacer semejante aseveración, no soy psicóloga y tampoco estoy diagnosticada. Consulté el tema con mi oráculo (Internet) pero todo es vago y confuso. Además, soy ansiosa y tengo poca paciencia.
En ocasiones me gusta observar a la gente. No como una voyeurista, sino con un mero interés pseudo científico. Me interesa ver lo que hacen mis congéneres cuando no se sienten observados, y dan rienda suelta a sus manías y obsesiones.
Creo que la conducta más rara que ví fue un día que estaba esperando mi turno en la farmacia. Un señor se sacó sus lentes, los limpió, y, como si fuera una ceremonia, tocó las dos patillas con la punta de cada uno de sus diez dedos.
Pero eso no fué todo. Se los colocó en dos movimientos: primero los deslizó con ambas manos hasta la mitad de la nariz y terminó de colocarlos empujándolos con su dedo índice. No fue una casualidad, repitió todo el procedimiento por lo menos tres veces en algo así como diez minutos.
Otro comportamiento peculiar (aunque bastante común por lo que he observado) es el de evitar (disimuladamente, lo que lo hace aún más evidente) pasar por determinado lugar. O el pisar sólo determinadas baldosas.
Por no mencionar los extraños sonidos que hacen con cierta periodicidad algunas personas con la boca o la garganta. Tan extraños que hacen dudar, en ocasiones, que provengan de un ser humano
Yo también me observo, y no soy la excepción. El otro día no tenía más lugar en la heladera, entonces decidí colocar unos tomates en la puerta.
Obviamente esto no tiene nada de raro. Lo que me heló la sangre es haberme dado cuenta que estaba ordenando mis rojos tomates de mayor a menor y de derecha a izquierda.
En fin, confesos u ocultos, creo que del TOC al igual que de la muerte, nadie escapa.