del vientre de la plata y el cobre en hilos surtidos
y el oro rasga lo profundo de su panza negra original,
asoma el lago de los bronces en tus pupilas de dilate
con los colores que visten tus regiones absolutas,
del jazmín a la caléndula,
de la rosa a los claveles y
de las armas sumergidas en la greda
aparecen tus brillos de risa aluminio y tus brotes de voces
del cadmio al rocío azul bañado en tus tobillos.
Amanecen tus dobles piernas de cultivo y hortaliza nutriente
rozando la suave espiga del lino y
los componentes del trigo y sus patrimonios
Cuando en ti soplan los cuatro vientos inmortales
y el mar sacude sus tesoros sumergidos,
bostezan tus pies de playa hendidos en los mares magentas,
baja el agua en gravedad con su ropa despojada,
acaricia tu rostro de humita frontera y
resurgen en tus diez dedos de capa y pólvora
cuando el viento agita sus pañuelos
y la vida trae sus uvas de pergamino y lustros
y los mares amigos de las montañas se mezclaran con
los árboles de los jilgueros
camuflando sus amarillos de canario
mientras en tu costado la vida sopla al viento
los aromas de la hoja y la frutilla,
navegando los trenes rojos de hielo sus nieves,
la mano cumbre del estío te hereda tu ropa de primavera
con el viento sur haciéndose ser y presente
y el sujeto oculto que exprime las nubes llorosas
te lega los martillos y mástiles de las bodegas del cielo y la tierra
y el surco del año escogido se ara con tus plantas descalzas.
Marcado por tus labios un canal de hélice curva
y la sed intensa de la aridez bebe miel de tus caderas.
Guirnalda de huesos ornada de carne.
Apetito de mi día y mis piernas hambrientas de noche,
donde mi virilidad fecunda tus lagos de entrepierna.