El séptimo arte indio no cesa de sorprender por su cuantiosa producción que ronda la increíble cifra de mil películas anuales, casi todas de rotunda pegada en el público local.
En Occidente, las noticias que llegan sobre la Meca del cine oriental no alcanzan para formarse una elemental idea acerca del fenómeno "Bollywood". El término, acuñado en la década del 70 del siglo XIX, se sustenta en el juego con las palabras Hollywood, cuna del cine estadounidense, y Bombay, otrora nombre de la ciudad de Mumbay, donde han radicado tradicionalmente los principales estudios fílmicos de la India.
Los centenares de películas gestados en la nación apenas se proyectan de este lado del orbe, lo cual no impide que las efectivas dinámicas de funcionamiento de su industria cinematográfica despierten la franca admiración de especialistas y públicos en cualquier parte.
Sus fórmulas secretas estéticas son muy discutibles, pero en momentos de globalización, justo cuando asistimos al exterminio paulatino de las culturas nacionales, no deja de ser significativa la existencia de un territorio del llamado "Tercer Mundo", donde las propuestas audiovisuales foráneas, incluidas las "deslumbrantes" cintas made in USA, están condenadas al más estrepitoso fracaso.
No lo dude, el mito sobre el poderío del séptimo arte norteamericano colapsa en las fronteras de la India, cuyos habitantes, no en balde, han sido catalogados como los ciudadanos que más cine consumen en todo el orbe.
Según datos de la Film Borrad Asociation, difundidos en la publicación digital Revista D, el promedio aproximado de asistencia a las salas de exhibición en ese país se acerca a los mil millones de espectadores a solo tres semanas de estrenada una obra.
Sin embargo, a efectividad con que opera tan sofisticada industria fílmica no se evidencia tan solo en el éxito local de sus ofertas. La fuente de marras afirma que las películas indias se exportan a más de 95 países, sobre todo de la zona de Asia Meridional (Bangladesh, Nepal, Sri Lanka, Pakistán), así como repúblicas centro-asiáticas que formaban parte de la Unión Soviética.
Rusia y Japón no escapan a la "fiebre" como tampoc aquellas naciones con importantes comunidades de emigrantes indios, entre ellas, Sudáfrica, Singapur e Inglaterra. En esta última, varias películas bollywoodenses figuran entre las diez más taquilleras de todos los tiempos, y alguno de sus actores han sido calificados, según una reciente en encuesta de la BBC, como los más populares de la historia.
En el fenómeno no es nuevo. Desde las primeras décadas del siglo XX la producción sobrepasa el centenar de cintas al año, una tradición que se fue consolidando hasta la actualidad.
Los hábitos de consumo cinematográficos en esta zona solo pueden compararse con la devoción de los japoneses por el anime o de los latinoamericanos por la telenovela.