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Son más livianos, por ende más maniobrables. Lo que causa un mayor estrago en nuestros tobillos, tibia, peroné, y metatarsos.
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No son fáciles de detectar, pueden ocultarse con éxito detrás de otro comprador, una góndola, heladera, un cartel o cualquier recoveco, y tomarte por sorpresa.
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Por su tamaño, pueden pasar entre dos changos sin problemas, arrebatándote la posibilidad de conseguir ese ultimo producto, o un mejor lugar en la fila de la caja.
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Pueden se llevados por delante o por detrás. Así que cuidado, por que puede perjudicar en ambos sentidos.
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Cuando sus propietarias se reúnen a departir en alguno de los pasillos (en general los más concurridos), suelen utilizarse como una suerte de para avalanchas. Impidiendo cualquier intento de acceso.
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La consigna de quienes circulan con estos temidos elementos rodantes es: llegar primero. Sin importar el donde o el para que. Empleando para su consecución, todos los métodos, lícitos o ilícitos .