En ese preciso momento en el que ellas o ellos se hacen presentes y ellos o ellas notan su presencia, Morfeo (el noble Dios del sueño) se apodera de su ser.
Los toma como haría un niño con sus juguetes, se adueña de su alma, sus vidas y su voluntad. Los conserva en un letargo prolongado, preservando ese mínimo hálito de vida que los separa de la muerte real.
Ellos y ellas solo yacen ahí con apenas aliento, cual cascarón vacío, cual marionetas esperando que a que el titiritero les dé nuevamente vida. Son privados de todo, sus sensaciones reales, sus recuerdos, sus modales. Se les dá a cambio su sueño. Un sueño reparador, evasivo.
Son trasportados a lugares y a tiempos tal vez mejores. A un mundo onírico en el que son protagonistas, dueños y señores. Nada los toca, nada los lastima. Ahí no existe el dolor ni el sufrimiento, solo el descanso reparador y la ausencia momentánea del mundo.
En la realidad ahí yacen, en los brazos de Morfeo, ese engañoso captor de la realidad. Durmiendo un sueño que trasluce un cansancio a veces tan humano, y otras tan fingido y falso que hasta un niño podría notar la diferencia, y señalarlo con total desparpajo.
Y lo peor de esto, es que todos lo notamos. Si, aunque ustedes piensen que lo suyo es de un histrionismo excelso, genial, creíble. Una actuación digna de ser premiada, de ser vivada y aplaudida por el público más exigente. Claro, eso sólo se produce en la órbita de sus creencias, en la privacidad de su pensamiento egoísta y mezquino. No puede haber agotamiento ni sueño tan inmediato sin ser químico o fingido, como en su caso.
Tengo algunas preguntas que van dirigidas a una amplia franja de la población: hombres en general y mujeres en particular, todos ellos comprendidos en distintas franjas etarias.
El primer cuestionamiento es: ¿Por qué se sientan en asientos reservados en los transportes públicos? El segundo es como consecuencia del primero ¿Por qué cuando sube una mujer embarazada, o con un bebé o una señora o señor con algún impedimento físico permanente o temporario, esto opera en ustedes como un somnífero que los hace entrar en un sopor irreversible solo comparado al desmayo? MMM feo, feo.
La próxima vez, sean más disimulados, comiencen a dormirse apenas se sientan. Igualmente van a estar en infracción, pero por lo menos a los que los estamos mirando no nos va a dar tanto fastidio e indignación.