Ángel que a veces esta triste,
y nos ata un nudo en la garganta,
de sorpresa sentimos en las manos;
la tela sutil suave de un pañuelo,
porque nos hace llorar, si le viene en gana.
Ángel travieso como un niño,
nos susurra al oído nuestro nombre,
y derrama mariposas de palabras,
riega cada mañana con sus cubos de colores
la aurora de nuestro pensamiento.
De tras de cada uno de nosotros hay un ángel,
que se mantiene firme a nuestro lado,
porque lleva en la tibieza de sus manos;
la misión de proteger con amor nuestras vidas