Estaba leyendo el diario como todas las mañanas, y una noticia llamó mi atención. Ella a veces adquiere voluntad propia, como en este caso, así que se paro, me miro, levanto tu patita cual perro de caza y señalo a su presa. Realmente, no sé si lo que provoco a mi atención fue la noticia en si, o algún tipo de asociación libre de mi loca y viernística cabecita, que me remitió a la época del colegio. El titular objeto de mi analogía dice que Apple admitió que rastrea a los iPhones, pero no a sus dueños. Lo que me parece un tanto inverosímil, debido a que si saben donde esta el teléfono, saben donde está el dueño. Tal vez puedan no saber el número que tiene ese teléfono, pero si saben, que en determinado lugar hay un humano anónimo y desnúmerado que tiene un IPhone. Lo que me hizo recordar que exactamente, lo mismo, ocurría con el uniforme del colegio. El poco sentador jumper en pie de pule marrón y blanco, operaba como una suerte de iPhone con GPS incluido. Y conste que todavía no se había inventado el celular ni ninguno de estos equipetes de rastreo. Los que pertenecemos a la generación de las amonestaciones, conocemos de sobra sus fronteras. Su poder sancionatorio se extendía 10 cuadras a la redonda. Pero la Hermana Victoria subía la apuesta, el largo brazo de la ley educativa te alcanzaba donde fuere, mientras, tuvieras el uniforme del colegio. No había en el mundo lugar donde huir ni sitio para esconderse. Así que, si por ejemplo ibas caminando por la calle, te caías en un pozo y llegabas hasta China, o eras abducida por extraterrestres, mejor que te portaras bien, por que sino podías ser pasible de la tan prometida y temida sanción. El mérito o no, era que la Madre Victoria, a diferencia de Apple no contaba ni con una milésima parte de la tecnología que ellos cuentan. Sólo contaba con un teléfono de línea y el boca en boca. Sin embargo conocía todos nuestros movimientos, y lo más preocupante, en detalle. Lo que no entiendo y me sigo preguntando a través de los años es ¿como lo hacía? Las respuestas que se me ocurren son vagas y a la vez encierran un interrogante. Quizá era su basta experiencia, tal vez éramos muy obvias, o debido a su condición de religiosa, tenía línea directa con… no sé, en estos casos todo puede ser posible. Besooo. Buen fin de Semana :-D
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