En lo profundo de la selva de lo que hoy es "Venezuela- Brasil" en la tribu del sol se escucha una melodía celestial con voces que alaban a los dioses, el eco de los fuertes golpes con troncos que resucitan las almas que alguna vez nos iluminaron bajo las luces de las estrellas que hoy brillan más que nunca; los llantos de un recién nacido anunciándose detienen el alboroto, el chamán de la tribu sale de una choza con un pequeño en sus brazos levantándolo ante los dioses.
Chaman _Aquí un hijo, vendito sean los dioses, te llamaras como el padre de tu padre "PA-PO" viva…
Los integrantes de la tribu _ Viva…
Era la primera vez que Papo veía el mar infinito de estrellas, este fue un día muy especial lo que produjo un sueño que para todo mortal parece imposible. Poco a poco el niño crecía su meta se hacía cada vez más profunda, todas las noches se acostaba en el suelo mirando hacia el misterioso cielo, con millones de preguntas; para él no solo era una vista hermosa, cada estrella iluminaba su inocente alma, él solo quería llegar a donde estaba su imaginación. Una noche cuando cumplía 5 años su madre se acercó se acostó a su lado.
Madre de Papo _Que vista tan hermosa, ¿Hijo mío que miras todas las noches?.
Papo _mamita es solo que algún día voy a ir volando hasta esas estrella (Papo era un niño muy dulce, dedicado siempre ayudaba a los demás).
Madre de Papo _Si hijo sé que algún día iras a esas estrellas.
Esa misma noche el niño vio una luz que paso sobre los arboles cayendo lentamente a unos cuantos metro, decide salir corriendo, su corazón acelerado, estaba muy feliz y a su vez asustado; al llegar ve algo muy brillante, camina lentamente, en un hueco de poca profundidad una hermosa niña posaba sobre trozos de cristales que iluminaban un gran perímetro.
Papo _No era como cualquier niña de la tribu tenía como mi edad su cabello y piel eran blancos como escarchas de cristales. Al verla en ese estado me asusté mucho, le tome su mano ella abrió sus ojos, se quedó mirándome por un buen rato paso su mano por mí rostro, levantándose.
Papo _ ¿Estas bien?
Ella no tenía idea de sus palabras, al estar de pie miro la tierra.
Papo _ Es solo tierra, tócala.
Con dudas la misteriosa niña tomo un poco de tierra no tenía idea que era esa cosa extraña, intento probarla pasando su lengua y escupiendo, la niña tenía dientes de cristal.
Papo _ Ajajay eso no sé come.
Miró a su alrededor igualmente se sorprendió con los árboles, cuando miro al cielo bajo instantáneamente su cabeza, sabía que estaba perdida; Papo la llevo de la mano hasta una pequeña choza abandonada cerca de un rio.
Papo _Quédate aquí, no salgas, mañana muy temprano volveré.
La niña solo lo miro, él cerro la choza y se fue a su casa a dormir aunque le costó mucho cerrar sus ojitos. En la mañana Papo se levantó se había olvidado de la niña, al recordar sale corriendo.
Madre _ ¿A dónde vas?
Papo _Chao mami, voy a jugar.
Agarro unos cambures y agua para la niña.
Papo _Estrellita… Estrellita…
Cuando llega la niña estaba sentadita en un rincón de la choza triste.
Papo _ ¿Que pasa Estrellita?
La niña lo abrazo, sabía que Papo era una buena persona que podría cuidarla en este extraño mundo.
Papo _Toma un poco de esto, es solo agua.
Tomando un poco para que la niña viera, está también tomo un poco de este mineral tan rico que es fuente de vida en nuestro planeta.
Papo _Comete esto.
Le pelo una banana comiéndose casi todo lo que Papo le había llevado. Los cantos de las aves, el sonido de las serenas aguas del rio llamaron la atención de la niña, al salir el frio aire mañanero acaricio su rostro, asustándose, sintiendo la necesidad de comunicarse con papo, se paró al frente de él mirándole a los ojos.
Papo _La miré me sentí confiado como si sus ojos me dijeran vas a estar bien, solo cierra los ojos, no sé cómo paso pero mis ojos se cerraron lentamente sentía estar flotando.
Sin saberlo Papo había caído en un profundo sueño donde podía comunicarse con la pequeña niña por medio del pensamiento.
La niña _No tengo nombre pero me gusta cuando me dices Estrellita, vengo de una pequeña estrella muy lejana cercana a la galaxia de Andrómeda en donde soy feliz con toda mi familia, amigos; mi planeta es hermoso todo es de cristal, montañas de cristales, el cielo es de cristal de él caen muchas escarchas, me gusta el sabor de las frutas de cristal; no sé cómo llegue aquí solo me subía a un roca de cristal muy grande, me golpeé, no me acuerdo de lo que sucedió después hasta que me encontraste.
La niña le mostro imágenes de su pasado donde jugaba con sus amigos y con los exóticos animales de cristal.
La niña _Ahora me siento sola quiero volver ayúdame.
Papo _ Estrellita no estás sola, estas con migo yo te voy ayudar.
Estrellita (la niña) _Gracias, tenemos que reunir la mayor cantidad de cristales para enviarle una señal a mi planeta, así mi familia vendrá por mí. ¿Papo que fue eso invisible que acaricio mi rostro solo pude sentirlo en mi suave piel?.
Papo _Es solo aire, este lo producen las enormes cosas blancas que están en el cielo llamadas nubes.
Estrellita _Que increíble.
Al abrir los ojos unas lágrimas corrieron por el rostro de la niña, luego papo rompió a llorar. El llevo a la niña a buscar cristales por toda la selva consiguieron cuarzos, diamantes entre otras piedras cristalinas muy bonitas, habían hecho esto durante dos días, cuando Papo llega a la choza durante la noche la niña estaba parada en una roca con las manos señalando hacía el cielo como si quisiera tocar las estrellas, con muchas lágrimas de escarchas en su rostro que empañaban su ropa, él fue hacía ella la abrazo.
Papo _Estrellita todo estará bien mañana colocamos todos los cristales para que te puedas regresar a casa.
Al día siguiente muy temprano Papo busco un lugar indicado el cual limpió para colocar los cristales, la niña dibujo una espiral en la tierra las cuales el niño relleno con los cristales, tardaron todo el día, solo debían esperar hasta mañana a que la estrellita de Andrómeda brillara muy fuerte reflejando así los cristales en forma de espiral, para que vinieran por la niña. Esta noche Papo se quedó acompañando a la niña. La luz del sol penetro las pequeñas grietas