Es la avenida del espeso silencio...
Sólo las hojas cantan en la ancha claridad del aire
donde el viento envuelve su propia voz/
La vastedad se hace espacio desnudo,
algún temblor vibra la grisina de una casa
y una enredadera como alga desesperada
aferra su cuerpo a los barrotes como un nudo/
Yo voy flotando en la tarde libre de horario.
Nada soy si no abandono...
Abandono de mano ajena que me ha abandonado
como el fijo destino que destierra los anhelos
pero aun mi boca de agua protesta en deletreo/
A los vuelcos.-Tropiezos y giros-
Me animan los troncos espías memoriosos de besos/
Mimetizo mis pies de caracola herida a cada paso resuman música
de alarido. La acera me inclina su antiguo canto entonado/
Al fondo...
Ya nadie espera mi llegada..
Me hago del viento y el viento es brisa fuerte siempre peregrina/
Sigo con mi apagada sombra sola conmigo
y los largos silencios van ahogando mi saloma marino,
es la tarde que aprieta como desierto cinturón de madrugada/
Entre los fuertes árboles de la calle sostenida
una paralela de dos brazos esforzados me sustenta.
Por detrás y delante de mí sigue constante mi sombra compañera,
para mitigar el abandono de las voces taconeo cuando caigo a cada esquina/
A los flancos la deriva hace su espera
y la infinidad de la calle se hace gruesa avenida.
Va encerrando mi palidez de negra harina manoseada
sin que expulse su blanco puro amasijado/
Recuerdo mi antigua marcha en esta calle cuando el sol brillaba sin jaula
y la luna esculpía sonrisa cristalina, antes de
mis abandonadas manos tibias que hoy lucen gélidas de herrumbre/
Perpetua condena de iguales días/
La calle es del viento y el viento no declina,
persigue mi atlas errante de soplada lumbre apagada en fuertes brisas/
Riego de agua pesada al aceite de mis alas golondrinas/
Mis dos alas que no se amigan ni planas se enderezan
cuando mis húmedos pies transitan la niebla espesa
me voy hundiendo en cada peldaño de cadalso
perdiendo mi antigua forma de lustrosas retinas/
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