Una de las razones más frecuentes por la que no nos atrevemos a acercarnos a alguna persona para conocerla e iniciar una amistad es el temor el rechazo. A veces hemos visto a alguna persona que nos resulta atractiva o interesante, tenemos la oportunidad de llegar a ella y presentarnos para conocerla más y sin embargo, no lo hacemos. Nos abstenemos de acercarnos porque tenemos mucho miedo de recibir algún tipo de rechazo de su parte. Muchas veces nos vienen a la mente pensamientos negativos como: "¿Y si no se qué más decirle después de saludarla y piensa que soy un tonto( o una tonta)?", "¿Y si no me responde?", "¿Y si me manda a volar?", etc. Con estas ideas u otras similares, nos vamos asustando. Si seguimos con este tipo de diálogo interno nos amedrentamos cada vez más hasta que llegamos al punto de paralizarnos y preferir no hacerlo. Tal vez tratemos de tranquilizarnos diciéndonos que "la próxima vez será", que "en realidad, quizá ese no era el momento adecuado" y, así, al posponer enfrentar aquello que tememos, nuestro temor aumenta cada vez más.
Este miedo de acercarnos a las personas, de empezar una plática o de pedirles algo, puede llegar a limitar mucho nuestra vida. Puede limitar nuestras oportunidades de conocer a la persona que nos gusta, de hacerla nuestra pareja y vivir la relación romántica que tanto anhelamos. También puede bloquearnos la puerta de entrada a alguna relación laboral que pudiera significar un mayor éxito en nuestra carrera. Si nos da miedo pedir a algún prospecto que contrate nuestros servicios o compre algún producto que vendamos, difícilmente podremos salir adelante en nuestro trabajo. Asimismo, el temor al rechazo puede quitarnos la oportunidad de ser capaces de pedir lo que realmente queremos en cualquier otra área de nuestra vida y, por lo tanto, también de obtenerlo. En fin, cuando dejamos que el miedo limite nuestras vidas, éstas se hacen pequeñas porque no las dejamos crecer. Dejamos que el temor al rechazo construya una cárcel alrededor de nuestros sueños y deseos. Nos hacemos esclavos del MIEDO.
La buena noticia es que podemos romper las cadenas que hemos permitido que este temor nos imponga. El temor al rechazo puede ser vencido cuando finalmente lo enfrentamos. Las más de las veces podemos sorprendernos al ver que las terroríficas consecuencias que en nuestra mente habíamos construido y anticipado, no son de la magnitud que habíamos creído o que ni siquiera ocurren. Eran sólo pensamientos negativos, no necesariamente la verdad.
Por todo esto es importante vencer este monstruo quimérico que tortura nuestra mente. Algunas estrategias que podemos utilizar para hacerlo, son las siguientes:
1. Tomar acción. La acción cura el miedo. Cuando simplemente nos lanzamos a hacer lo que deseamos y no nos detenemos a pensarlo demasiado, a darle vueltas o a analizar una y otra vez las cosas, enfrentamos lo temido. Esa es la manera más rápida y efectiva de superarlo. Es recomendable comenzar practicando con aquellas personas y situaciones que nos resultan más fáciles de manejar ya que esto nos ayudará a ir ganando confianza. Puede ser que empecemos con personas mucho más jóvenes que nosotros, o de nuestro mismo género, o de un status menor, etc. Conforme vayamos ganando más confianza podremos ir subiendo en dificultad nuestros retos.
2. Encontrar un modelo de éxito. Pensar en una persona que hayamos visto que se atreve a acercarse e iniciar una amistad con cualquier gente que desee. Observar cómo lo hace, qué estrategia usa para acercarse: ¿Usa excusas para iniciar el contacto? Algo como: ¿Preguntar la hora? ¿Hacer algún comentario sobre el estado del tiempo? ¿O simplemente va directo y se presenta? ¿O busca algún conocido en común para que los presente? ¿O va variando sus estrategias según la situación? Sería provechoso también, entrevistarla si es posible. Preguntarle: ¿Qué pasa por su mente al momento de acercarse? ¿Está pensando cómo reaccionará o qué le dirá la persona o simplemente se acerca a ella y le dice algo?¿Qué se dice a sí misma si la persona no le responde como esperaba?¿Se dice cosas como: "No le simpaticé", "Soy un tonto", "Nada me sale bien" etc. o a lo mejor piensa algo como: "Tal vez no usé la estrategia adecuada para iniciar una plática. Intentaré otra", o "Tal vez no está ahora en un momento muy accesible. Lo intentaré otra vez mas adelante", o "Si no quiso conocerme, ella se lo pierde". En mi experiencia, las personas que han vencido este temor suelen decirse cosas como estas últimas si las cosas no salen como ellas quisieran. Suelen atribuir los resultados cuando son negativos a circunstancias del momento o la situación y responsabilizar al otro. Como consecuencia de esta forma de interpretar las cosas, suelen intentar el acercamiento varias veces, generalmente hasta conseguir lo que desean.
3. Practicar el rechazo. Esto es, a propósito ponerse en situaciones donde es muy probable que lo que sea que pidamos a la gente, nos responda que "no". La finalidad es vivir el rechazo en circunstancias esperadas y en contextos y con personas cuya reacción no implicará una gran carga emocional. No se está pidiendo a la persona amada matrimonio ni nada por el estilo. Dentro de esta línea, Cloe Madanés, reconocida terapeuta estratégica, suele dar a las personas con las que trabaja para superar el temor al rechazo, el ejercicio de pedirles que vayan a algún lugar público donde haya una escalera eléctrica, puede ser una plaza comercial, el lobby de un hotel o similar, y que se paren al pie de la escalera de modo que las personas que bajen tengan que pasar junto a ellos. Parados ahí, deberán invitar a tomar un café a cuanta persona baje por la escalera. No importa si es alguien joven o viejo, o atractivo o no. La idea es que reciba muchos rechazos y en cierta manera, se "vacune" contra ellos. En este contexto, donde los rechazos no solo se esperan si no que hasta se buscan, el impacto emocional que causarán será muy leve. Por otro lado, también puede ser que alguien le acepte y entonces podrá practicar además, cómo iniciar una conversación con un desconocido.
4. Practicar pedir cosas. Hacer el ejercicio de pedir algún favor, una ayuda, una herramienta, una moneda, etc. a por lo menos tres personas diferentes y desconocidas cada día. No importa que no nos las den. Lo importante es atrevernos a pedir e insistir varias veces procurando obtener lo que se pide. Además, se señala la importancia de reconocer que lo que se está rechazando es hacernos un favor, darnos una herramienta o lo que sea que estábamos pidiendo y no a nosotros mismos como personas. Así, al obtener negativas seguiremos fortificándonos ante estas situaciones y practicaremos argumentos para convencerlos de dárnoslo.
5. Hacer una lista de los beneficios que esperamos obtener cuando hayamos vencido el temor al rechazo. ¿Cómo va a mejorar nuestra vida?¿Qué otras cosas que antes no obteníamos vamos a empezar a obtener? ¿Cómo va a impactar positivamente a nuestra familia, a nuestros seres queridos el que logremos vencer el temor al rechazo? ¿Qué otras cosas buenas comenzarán ocurrir alrededor nuestro? Con esto buscamos no solo tener más claras las ventajas que nos traerá superar el temor al rechazo sino incrementar nuestra motivación hacia hacer lo necesario para lograrlo. Mirar el efecto positivo de "bola de nieve" que tendrá, nos llenará de energía y decisión para hacerlo.
Muchas veces pequeños cambios pueden hacer grandes diferencias en nuestras vidas. Superar el temor al rechazo puede ser uno de esos casos. Silvia Bobadilla
www.silviabobadilla.com