Las cenizas ya dieron la vuelta al mundo y volvieron al punto de partida. Nosotros aquí seguimos viendo con ansiedad como se completa el enigmático y complejo rompecabezas político que nos toma casi por sorpresa (aunque sea fingida). Los indicios eran indubitables: fútbol, carne, televisores. Lo peor es que todo esto nos toma sin los rulos hechos.
Todos esperábamos que el anuncio se hiciera el sábado, al borde, allí en el límite limitado, en la peligrosa cornisa del tiempo que lleva al precipicio del no va más. La escena hubiera sido digna de algún cineasta francés de la década del 60, y en blanco y negro, por supuesto, para imprimirle más dramatismo. Ella corriendo por un pasillo interminable, y subiendo unas escaleras de mármol blanco enfundada en un elegante trajecito negro, llevando en sus manos un sobre blanco inmaculado, conteniendo los nombres que tal vez regirán nuestros destinos por cuatro años más (¡Glup! ¡Plop! ¿Snif?). De fondo se escuchan sus pasos y un reloj que se dirige imperturbable a señalar que su tiempo se esta agotando.
Eso si hubiera tenido un gran golpe de efecto. Imagínenlo, nosotros conteniendo el aliento, esperando saber el nombre, y el nombre haciéndose esperar, coqueteando con el límite y con nuestras "ganas de saber" lo que era ya sabido, lo obvio.
Lo que todos sabíamos y era por ella vehementemente negado. Ellos no querían mostrar su juego. ¿Por qué correr un riesgo innecesario, si era algo que nadie sospechaba? ¿Para qué divulgar el gran secreto a voces, para qué confirmar lo confirmado?
Los rumores comenzaron tímidos, aislados. Hasta transformarse en algo contundente, firme, corpóreo. Aunque ella mirara para otro lado, jugara con su pelo, pestañara en forma seductora, contestara con evasivas. Todos sabíamos lo que teníamos que saber, ella, nuevamente era ella la elegida, la postulada, la continuadora, la eterna. Sera ella siempre ella, para ellos y para todos.
Pero esto no termina, las incógnitas siguen y siguen, los enigmas no se despejan, continúan envolviendo más y más aún esta obvia y anunciada candidatura. Y además de estos surgen otros, que llaman a otros enigmas que se presentan, nos persiguen, nos invaden, ocupan nuestro pensamiento.
Y la pregunta, mi pregunta, que es la pregunta de tantos aunque no la de todos ni para todos ¿a quien se podrá votar?
Besooo.
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