La naturaleza nos ha dotado a los humanos con distintas características. Nos hizo altos, bajos, gordos, flacos, rubios, morochos, lindos o feos. También nos dotó de ciertos dones intangibles tales como la inteligencia, la habilidad manual, física, la creatividad, la facilidad de palabra, etc.
Las características físicas pueden modificarse de una u otra manera, a veces para mejor y otras… para peor, definitivamente. Los dones intangibles no se modifican tan fácilmente, a veces con esfuerzo pueden incrementarse, mejorarse, también pueden perderse, pero muy difícilmente adquirirse.
Los dones intangibles son variables, la naturaleza nos da un poquito de esto, un poco de lo otro y otro poquito de aquello. Todo se compensa para mantener un equilibrio. Muchos de nosotros capitalizamos estos dones, los cuidamos, los mantenerlos y tratamos de mejorarlos.
Otros en cambio tienen lo que tienen pero suponen que tienen mucho más de lo que tienen. Aunque en realidad tienen de menos, y lo poco que tienen no lo usan o lo usan mal.
Estaba leyendo una noticia, que captó mi atención, que a veces se disocia de mi cerebro. Eso hace que trabajen separados, o que tomen caminos diferentes, paralelos, perpendiculares. A veces uno va por autopista y el otro por camino de ripio. Por eso se producen en mi cabeza asociaciones extrañas, pero esta vez se unieron para trabajar en conjunto.
Habiendo hecho esta sana aclaración, vuelvo al tema que atrapó mi atención y puso a trabajar mi sesera. Resulta que un buen señor recibió una condena, a causa de ciertos problemillas con la ley por haber cometido delitos contra la propiedad automotor. La Justicia le dió la opción de cumplir arresto domiciliario.
Entonces ¿que hace este buen pazguato, tontaina, paparulo aunque a la vez papanatas? Monto un desarmadero clandestino en el lugar donde estaba cumpliendo su arresto domiciliario.
Si, así como lo leen, a la vista de todos. Debe haber pensado: mmm estar todo este tiempo inactivo… me voy a aburrir como un hongo. Así que ahí mismo, en la comodidad de su hogar monto su propia empresita. Allí en ese "sacrosanto sitio" donde cumplía su condena por justamente cometer delitos contra la propiedad automotor. En ese mismo sitio donde tiene que ser visitado por un oficial, encargado de verificar el cumplimiento de su arresto domiciliario.
Puede ser que a este tarambana, ni siquiera se le cruzara lo loca idea de que ese policía encargado de vigilarlo viera el "negocito" que había montado en su morada. Un verdadero gargante pajarón que finalmente tuvo su merecido y lo pusieron de patitas en la cárcel.
Tal vez esta sea una de las excepciones a la regla, aunque no creo que sea la única. A este anodino la naturaleza lo dotó con poco y nada, en realidad más nada que poco.
Besooo.
Buen fin de Semana.
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