Sigo vivo, para alegría de algunos y para pesar de unos cuantos.
En la noche de ayer fui víctima de un atentado organizado por entregadores y ejecutado por dos soldados. Este suceso no debería causar sorpresa porque desde hace más de un año vengo denunciando públicamente y judicialmente amenazas contra mi persona y contra personal a mi cargo.
La policía no solo no llegó nunca, literalmente liberando la zona, sino que intenta por todos lo medios desprestigiarme y ponerme en victimario cuando yo soy el que no puede caminar y tengo seis agujeros de bala en mis dos piernas y uno trazante en la cabeza.
De la misma manera en que desapareció el dinero que llevaba en el bolsillo de mi corderoy, milagrosamente puede aparecer hasta un conejo.
Argumentan para peinar su incumplimiento de funcionarios que yo llevaba una petaca de whiskey y una bolsita con 1 gramo de cocaína. Si fuera así, eso les da derecho a los sicarios que antes de vaciarme el cargador me gritaron "dejá de joder con Halle y con mi hermano" intentar sesgar la viva de un periodista que se encontraba trabajando, no de joda, en ese momento. En efecto yo andaba con una de las camionetas del canal, que llevan leyenda visible en ambos costados y una antena enorme sobre el techo de la misma.
Es pura casualidad que este doloroso suceso aconteciera dos días después de que saliera la última edición de Semanario Pná y uno después de que saliéramos con señal de prueba con Canal 3, Paraná TV.
Solo falta que argumenten que los tiros me los di yo solo o que me pegaron porque llevaba una petaca; o que me pegaron en el lugar donde fui a comprar cocaína. Quién sería el tonto de ir a comprar a un lugar donde lo van a agredir y con una camioneta plotteada con los logos del canal y del diario.
Es por ello lector que me encuentro escribiendo estas líneas con mis piernas destrozadas y con la seguridad y la valentía de que no voy a parar en mi camino de buscar la verdad y decir siempre lo que pienso, es más, redoblo la apuesta.
Pero sin lugar a dudas hago responsable de estos acontecimientos a las autoridades policiales de la cúpula mayor; y dejo mi vida y mi profesión en manos del Comisario Albarrasín, Jefe de la Departamental de Paraná y del Comisario Carlos Smunk, Jefe de Investigaciones de la Provincia de Entre Ríos.
Esperemos que hagan su trabajo y los responsables sean identificados inmediatamente; el juez que entiende en la causa es el Dr. Villarrodona, es un profesional serio que se está preocupando por la causa en forma eficaz y celera.